La diversidad biológica: el sustento de nuestras sociedades

Germaynee Vela Ruiz, Investigadora Centro Regional Fundación CEQUA

El día 22 de mayo de cada año se celebra el Día Internacional de la Diversidad Biológica. La Asamblea General de las Naciones Unidas promueve la conmemoración de este día “con el propósito de informar y concientizar a la población y a los Estados sobre las cuestiones relativas a la biodiversidad”.

Cuando hablamos de diversidad biológica, nos referimos a la variedad de formas de vida que existen en nuestro planeta. Este término abarca la diversidad genética, de especies y de ecosistemas, es decir desde un nivel microscópico hasta grandes extensiones de paisajes. Bajo esta definición, es claro que la biodiversidad es el sustento de la vida y de los servicios que brindan los ecosistemas y que son fundamentales para el desarrollo humano.

Por lo tanto, la “Incorporación de la diversidad biológica. Apoyar a la gente y a sus medios de subsistencia”, tema elegido por la ONU para la celebración de este año, es completamente pertinente para nuestra realidad local.

Cuando hablamos de medios de subsistencia, vinculamos las sociedades humanas con la base de recursos naturales, que sustenta nuestra vida en general y prácticamente todas las actividades económicas, como por ejemplo la agricultura, la pesca, la extracción de hidrocarburos y el turismo.

Sin embargo, las actividades humanas constantemente modifican las áreas de distribución de las especies, modificando hábitats, estableciendo barreras, transportando especies de un lugar a otro y generando que se extingan otras especies. Por eso, la importancia de relevar a la diversidad biológica, ya que la pérdida de ella afecta profundamente la permanencia y subsistencia nuestras sociedades.

¿Pero cómo incorporar la diversidad biológica a nuestros medios de subsistencia?, implica, primero que todo, reconocer que del estado de los ecosistemas depende también nuestro bienestar. Somos una región estrechamente vinculada a los recursos naturales, por lo que todas las actividades económicas que nos sustentan, deben reconocer la dependencia que tienen de éstos y buscar estrategias que permitan minimizar los impactos y asegurar que la biodiversidad no se vea amenazada.

Para esto, nuestro país se ha comprometido, de acuerdo a los 17 objetivos de desarrollo sostenible de la ONU, a “integrar para el 2020 los valores de los ecosistemas y la diversidad biológica en la planificación nacional y local, los procesos de desarrollo, las estrategias de reducción de pobreza y la contabilidad”. Vale la pena preguntarse cómo nuestros gobiernos locales, regionales y nacionales están efectivamente incorporando en sus planificaciones estos compromisos y cómo los ciudadanos nos hacemos parte de ello. @prensaantartica